El sueño, al igual que otras funciones de nuestro cuerpo (hormonas, metabolismo, etc.), está regulado por el llamado “reloj biológico”. En condiciones normales, nuestro reloj biológico está sincronizado con la luz que recibimos, de manera que al acabar el día y disminuir la luz, notamos somnolencia unas horas más tarde siguiendo el natural ritmo del sueño.
Sin embargo, la exposición a la luz artificial y, más recientemente, la exposición nocturna a televisores, ordenadores, tablets, etc. puede contribuir a que nuestro cerebro no detecte la disminución de luz hasta varias horas más tarde pudiendo producir trastornos en el ritmo sueño – vigilia..
La principal característica de estas enfermedades es el desajuste del sueño con las horas de luz, de modo que puede aparecer el sueño varias horas después de la medianoche o varias horas antes, lo cual dificulta ajustarse a los horarios laborales y sociales.